Quizás la intención del músico de metal metido a director Rob Zombie era rendir homenaje a los clásicos slasher de toda la vida tirando de recursos habituales en el género y añadiendo cosecha propia de escenarios desasosegantes y personajes perturbadores. Pero cuando esta fórmula no da más de sí sólo queda una puesta en escena que acabar agotando y una película ausente de originalidad que en demasiados momentos parece una fotocopia de "La matanza de Texas" que en lugar de miedo provoca incomodidad y aburrimiento en demasiadas ocasiones.
Mi puntuación: 4/10
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