La saga Terrifier y las dos películas y la serie reciente sobre It, la ciclópea obra de Stephen King, han puesto de nuevo a los payasos asesinos en el candelero del género terrorífico. Hace mucho que los clowns se hallan en el imaginario colectivo del horror cinematográfico y, como pasó hace unos años con los zombis, han vuelto con fuerza para desgracia de los coulrofobos. Un ejemplo de ello es este "slasher" yanqui que une a los cómicos circenses con los “rednecks”, es decir, pueblerinos de la América profunda. La cosa se podría prestar a la chanza y la parodia, pero no es el caso, es muy seria y formal según marcan los cánones, el sentido del humor apenas asoma la nariz, lo que si aparece en la parte final es una carga crítica al trumpismo, a la mentalidad reaccionaria que aun se halla vigente en las generaciones precedentes a las del nuevo milenio. Poco se puede añadir sobre una película correcta en lo formal, pero insustancial en los demás aspectos. Diversión que cumple lo justo y necesario.

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