Christopher McCandless, un insensato suicida, un hippy de los noventa o un idealista libertario, pero, en cualquier caso, un personaje real que Sean Penn, en su cuarta incursión en la dirección cinematográfica, convierte en un ser solitario exhortado por la voz de la naturaleza, al que vemos vagar por la América profunda hasta adentrarse en la inhóspita Alaska dónde habrá de culminar su particular experiencia vital. Las amplias vistas panorámicas se imponen, también la sensibilidad de un joven que arrastra carencias afectivas que le empujan a buscar alternativas a un futuro planificado frente al que se rebela. Aunque parezca lo contrario, Mr. Penn no intenta colarnos un manual de autoayuda ni nada parecido, solo relata el peregrinaje de un chico en busca de algo a todas luces imposible de encontrar. Empuje visual y emotividad nada impostada en una historia que cuestiona el valor real de lo que tenemos y de lo que deseamos en la vida.
Puntuación @tomgut65: 7/10
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