Aunque el título pueda dar a entender que se trata de un película grandilocuente e imperial, nada más lejos del a realidad, simplemente hace referencia al nombre del cine en el que ocurren las diferentes historias cotidianas que componen la trama de este drama cotidiano enmarcado en unos convulsos años ochenta ingleses. Su pareja protagonista, brillantemente interpretada por Olivia Colman y Michael Ward, sufren en sus carnes la intolerancia de una sociedad que no les acepta tal y como son, y a lo largo de casi dos horas, asistiremos a la evolución de estos dos personajes y como se enfrentan a los vaivenes de la vida. El séptimo de arte está presente en todo momento, aunque más de fondo de lo esperado, en una película sencilla y amable que no lleva a engaño, que transcurre sin sobresaltos ni tragedias.
Mi puntuación: 6/10
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