No sabemos si sin la mala fama adquirida por la policía americana estos últimos años esta serie hubiera aguantado alguna temporada más, aún así a partir de su quinta entrega ya adolecía de falta de ideas, remontando mínimamente en la sexta y séptima pero aún siendo una de nuestras comedias favoritas, estaba claro que debía finalizar de forma inminente para hacerlo dignamente. Y eso mismo ha ocurrido en su octava y última temporada, la más corta de todas con tan solo diez capítulos, eso sí, todos con mucha chicha y culminando en un episodio final doble que se convierte en uno de los mejores de la ficción.
Para el recuerdo quedan una larga lista de personajes extremos y desternillantes, que combinando sus contrapuestas personalidades nos han dejado momentos tan divertidos como ocurrentes. Si bien la estrella principal, Peralta, fue perdiendo fuelle con el paso de los años, Terry, Santiago y Holt han logrado compensarle con creces, e incluso los secundarios más secundarios han tenido su momento de gloria en cada capítulo. Todo lo bueno acaba, y si lo hace de buena manera, dos veces bueno, pero no nos confiemos, con la escasez de ideas existente en los tiempos que corren y las resurrecciones de ficciones pasadas, quizás vuelvan a grabar nuevos episodios en un futuro, sea remoto o no.
Mi puntuación Temporada final: 8/10
Mi puntuación Serie completa: 7/10
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