Tres hilos argumentales diferentes componen este drama, que gracias a la sobria dirección de Sadrac González-Perellón, a una impoluta fotografía, una banda sonora inquietante y un guion lleno de simbolismos, consigue mantenerte en vilo hasta su epílogo. Esto no sería posible sin las excelentes y convincentes actuaciones de su reparto, contenidas en su mayor parte, pero que se desatan cuando la historia lo requiere, destacando especialmente a un Iván Massagué, que en este largometraje nos deleita con todo su potencial. En definitiva, una película que sin contar nada novedoso, enriquece nuestro intelecto y nos permite debatir sobre ella con los que también hayan disfrutado de su visionado.
Puntuación @lagabar83: 7/10
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