Todas las brujas andan con la misma pejiguera, alcanzar la eterna juventud a costa de jovencitas núbiles a las que succionan su sangre virginal. El cine de terror se agarra a esa premisa asiduamente, como la cinta mexicana en cuestión, porque su historia es precisamente esa, literalmente, pero enredada en tiranteces familiares y enfermedades terminales con las que dar mayor sustancia a un argumento archisabido. El resultado no es para nada desganado, se ha puesto toda la voluntad posible, tanto frente como detrás de las cámaras, se nota y es de justicia valorarlo, aun así, también se ha de reconocer que es previsible y manida, al fin y al cabo, la materia de base es la que es, no escapa del patrón establecido ni por arte de magia negra.
Puntuación @tomgut65: 5/10
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