El final de la mítica e irrepetible serie "Friends" conmocionó y entristeció a sus fans, golpe que fue paliado moderadamente con el anuncio, en un ya lejano dos mil cuatro, de un spin-off en Los Ángeles protagonizado por uno de los personajes que mas seguidores había cosechado, Joseph Francis Tribbiani Junior. De entrada, y a pesar de que visualmente parece una comedia low cost, humorísticamente hablando esta nueva sitcom no empieza nada mal, con la personalidad de Joey dando pie a situaciones cómicas que en cada episodio consiguen sonsacarnos alguna risa, y complementado por un trío principal, hermana, sobrino y vecina, que aportan las notas discordantes necesarias para generar gags, algunos reciclados, otros infantiles, pero aceptables en líneas generales y con una coherencia y continuidad narrativa. Eso sí, parece que sus cinco amigos del alma de Nueva York no lo eran tanto, y salvo referencias muy concretas en momentos muy puntuales, es como si no existieran.
Pero todo esto se degrada en su segunda y última temporada, que debido a la baja audiencia intenta reinventar la serie introduciendo nuevos secundarios que aparecen y desaparecen junto a sus subtramas sin motivo aparente, o inventándose el típico romance imposible que sirve como descafeinado y alargado hilo conductor. Por suerte este final no enturbia el recuerdo que tenemos del icónico personaje interpretado por Matt LeBlanc, y al menos nos brinda cuarenta y ocho capítulos, que con ingenuidad, sencillez y sin las trabas de lo políticamente correcto de hoy en día, logran cumplir su cometido de distraernos, aunque sin dejar la imborrable huella de su predecesora.
Mi puntuación: 6/10
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