Seguro que Walt Disney quería empezar algo grande cuando produjo su primer largometraje de animación, pero ni de lejos podía anticipar en lo que se convertiría su compañía y su influencia en el cine a raíz de una película tan sencilla e ingenua como esta. Y es que la historia de este fantasioso cuento es tan básica que se podría resumir en una frase, por lo que la presencia de los siete enanos es muy necesaria para alargar una escena tras otra a base de explorar y explotar sus diferenciadas personalidades.
Pero no solo de humor menudo vive esta cinta, también hay margen para varios momentos dramáticos y pavorosos que inquietarán al público infantil, aunque sin pasarse, y para el súbito amor incondicional reparador de todos los males, en este caso obra de una vilipendiada madrastra que podría haber liquidado sus problemas de autoconfianza de muchas mejores maneras, algo que los guionistas no permitieron para de este modo dejarnos una de las películas más icónicas del séptimo arte.
Mi puntuación: 7/10
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