El director y guionista inglés Guy Ritchie toco techó artístico en su segundo largometraje que eleva las bondades de su ópera prima y las lleva al siguiente nivel en lo que a frenetismo narrativo y visual se refiere. Durante cien minutos no hay tregua para un espectador que asiste atónito a una incesante sucesión de nombres, hechos y lugares que provocan risas y asombro por partes iguales, y sobre todo, diversión a raudales. El reparto es cómplice absoluto de este crimen cómicamente negro, donde todos son protagonistas y secundarios a la vez, con un contundente e ininteligible Brad Pitt, un "arrusado" y enmascarado Del Toro, un físicamente comedido Statham, y un sinfín de actores interpretando trastornados y descerebrados personajes. Una de esas películas que se acaban antes de darte cuenta que has empezado a verla.
Mi puntuación: 8/10
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