La dupla Rowan Atkinson/Richard Curtis se sacó de la manga creativa a principios de los ochenta, concretamente en 1983, un personaje antiheroico y patético al que llamaron Black Adder. La intención era elaborar una parodia shakesperiana que se permitiera el lujo de cambiar la Historia a conveniencia y explotar la comicidad a tal realidad alternativa. El gran éxito de la primera temporada permitió grabar otras tres, en total veinticinco capítulos y varios especiales, ambientadas en posteriores periodos históricos. El mismo Atkinson asumió el papel principal y se hizo acompañar de varios secundarios, unos fijos y otros intermitentes, cuyas carreras han destacado con el tiempo: Stephen Fry, Miranda Richardson o Hugh Laurie.
Considerada como un clásico prácticamente desde su aparición, el paso de los años no ha hecho más que aumentar su prestigio y aparecer siempre destacada en las listas de las mejores comedias televisivas británicas, lo que implica hallarse en lo alto a nivel internacional. Los motivos para esa deferencia son innumerables: diálogos muy elaborados repletos de sarcasmos, ironías e hilarantes dobles sentidos, personajes reales o ficticios cruelmente ridiculizados, continuas referencias burlescas a acontecimientos históricos y críticas nada disimuladas a todo tipo de establishment, político o no, aposentado en la sociedad anglosajona. En Cataluña la tv pública TV3 la emitió con un logradísimo doblaje en catalán que no desmerecía en absoluto el original, algo que no sucedió de la misma manera en otras emisoras públicas del resto de España, pero en todo caso sobran los motivos para disfrutarla en versión subtitulada por lo que nadie debe poner excusas y perdérsela. Los veteranos la disfrutamos una y otra vez, pero los jóvenes deberían tenerla de visionado obligatorio en institutos y universidades.
Puntuación @tomgut65: 9/10
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