Aunque podría ser una exageración, esta cinta islandesa se podría considerar un thriller rural, ya que consigue ofrecernos varios momentos de tensión a base de situaciones no tan extremas como uno esperaría, para de este modo encontrar el punto justo entre realidad y ficción. El tono comedido que impregna toda la película, empezando por una ambientación desolada y una sobria actuación de su protagonista femenina, genera una frialdad que incluso llega a erizarte la piel, y que logra mantener nuestro interés de forma permanente gracias a un buen ritmo narrativo, a un metraje adecuado y a un guión consciente de sus limitaciones y de sus puntos fuertes.
Mi puntuación: 7/10
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