Desde Bulgaria nos llega esta comedia sobre la familia donde el drama surge paulatinamente conforme se va destapando que piensan y sienten sus personajes, sobre todo un padre y un hijo cuya relación se muestra más cercana gracias a la química y a la naturalidad en las interpretaciones de los actores. Las situaciones, algunas más disparatadas que otras, no desbordan originalidad precisamente, pero mantienen un mínimo de lógica para resultar creíbles y van mejorando una historia que gana enteros con el paso de los minutos hasta culminar con un final ciertamente satisfactorio.
Mi puntuación: 6/10
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