Una historia sencilla en unas sencillas tierras de Mongolia protagonizada por gente sencilla que se enfrenta a un inusual suceso. Tan sencillo es todo lo que nos narran que una vez puestas todas las cartas sobre la mesa parece que después no tengan nada que contarnos. Por suerte los largos planos fijos que copan el metraje de esta película gozan de un soberbio trabajo de fotografía que consigue deslumbrarnos con maravillosos paisajes mongoles. Al final lo realmente valioso de este largometraje es que nos muestra la belleza de un país poco conocido, dando además unas pequeñas pinceladas de sus costumbres y dejándonos con ganas de ver y conocer más sobre todo ello.
Mi puntuación: 5/10
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