miércoles, 19 de diciembre de 2018

Holy Motors

Surrealista, abstracta, metafórica o simbólica son algunos de los adjetivos que definen acertadamente esta cinta francesa en la que más o menos entiendes qué está pasando, aunque el porqué ocurre cada cosa, o todo en general, es otra historia. Sea como sea, y tal y como ocurre cuando David Lynch se pone en plan críptico, lo que sí consigue es captar nuestra atención durante casi dos horas a través de un guión bien estructurado lleno de situaciones absurdas que en teoría, y según creemos, hiperbolizan en lo que podría convertirse el rodaje de una película por culpa de las nuevas tecnologías, sobre todo para los actores que participan en ellas.

De todos modos esto es una especulación que podría ir más allá en un largometraje cuya mayor virtud es la fuerza visual de muchas escenas, junto a su mensaje de fondo y una impresionante actuación de su protagonista masculino, y cuyo mayor defecto es el abuso de autorreferencias de su director, que incluso puede acabar descolocando a las mentes más abiertas. Sin duda estamos ante una insólita experiencia cinematográfica, que amarás u odiarás, pero que no te dejará indiferente. 

Mi puntuación: 7/10


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