Obra maestra del director Ingmar Bergman en la que toca temas tan trascendentales como el significado de la vida y la fe religiosa. Para ello cuenta con personajes muy dispares, cada uno con su forma de ser única y bien definida, que representan diferentes aspectos del comportamiento humano, como la bondad y la maldad, la vergüenza y el descaro, de lo cual son claros ejemplos el inseguro y existencialista caballero protagonista que camina con su satírico y cínico escudero. Una película en la que la mortal partida de ajedrez que motiva toda la trama, solo es una excusa para trasladar al propio espectador las preguntas vitales que se plantean, dejándole con una extraña e incómoda sensación en el cuerpo.
Mi puntuación: 8/10
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