El Manchester estadounidense sirve como escenario de una película trágica hasta decir basta donde todo es posible con tal de torturar a su protagonista. Al menos este calvario le sirve a Casey Affleck para brindarnos una de las mejores actuaciones de su carrera en una película donde absorbe casi todos los minutos en pantalla. El guión, bastante convencional y típico de un drama de sobremesa, resulta dinámico, y a pesar de su alargada duración no se hace demasiado pesado salvo en un par de ocasiones donde la trama no avanza hasta que nuevos y efectistas giros dramáticos reavivan la historia. Un largometraje menos conmovedor de lo esperado magnificado por unas sobresalientes actuaciones.
Mi puntuación: 6/10
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