La fuerza de las convicciones y querer mostrar o imponer la verdad es el tema central de la nueva película de Scorsese, que esta vez ofrece su versión más comedida como director para narrar una historia parcialmente real y totalmente conmovedora, donde destaca su protagonista, Andrew Garfield, quien tras Hasta el último hombre, ofrece otra soberbia actuación interpretando un pastor cuya lucha toca la fibra. Quizá el mensaje religioso peca de demasiado evidente, absorbiendo en muchos momentos a los propios personajes, pero en los tiempos que corren sorprende encontrar una testimonio visual de este calibre sobre un tema poco conocido, nada comercial y muy revelador, que a pesar de durar más de dos horas y media se disfruta en un suspiro con momentos e imágenes que dejan sin habla.
Mi puntuación: 8/10
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