Sin
caer en la dramatización fácil, este biopic del famoso político sudafricano no pretende
santificar ni demonizar a nadie (quizás un poco a Winnie Madikizela, ex-mujer
de Mandela, y con razón), simplemente nos intenta mostrar a la persona que había
detrás del líder mediante situaciones cotidianas dentro de los acontecimientos
históricos de los que fue partícipe. A pesar de durar casi dos horas y media se
deja algunos hechos en el tintero, pero como era de esperar lo más destacable es la
brillante actuación de un Idris Elba que podría haber sido nominado al Oscar perfectamente.
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