El
señor Peter Jackson ha pretendido hacer la cuarta (o la menos tres) parte de
"El señor de los anillos" reciclando su banda sonora, metiendo
personajes que no salen en la novela original o introduciendo unas tramas paralelas
y una épica innecesarias, además de robarle protagonismo al personaje principal
que es Bilbo Bolsón. Ha convertido una simple historia llena de aventuras y
diversión en un mero espectáculo, eso
sí, impresionante, perfectamente dirigido y como de costumbre, con unas
actuaciones impecables, pero que ha perdido su identidad y su espíritu. Si de
tres libros con un total de mil páginas salió una trilogía de casi doce horas
de duración, ahora con uno de trescientas quiere sacar un mínimo de nueve, y eso
sólo se consigue a base de relleno superfluo y aburriendo en demasiados
momentos.
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