Pocas comedias más deprimentes como esta podremos encontrar, y que además te provoquen sonrisas, sin llegar a carcajada, a través de escenas cuanto menos inquietantes. Y si bien es sorprendente presenciar los extremos a los que llegan su pareja protagonista, también lo es ver a Colin Farrell bordando un papel con el que recopila multitud de merecidos reconocimientos. El resto del escueto reparto le va a la par, ejecutando a la perfección el guion del también su director Martin Mcdonagh, quien se confirma como uno de los autores más inspirados de los últimos años y que de nuevo logra dejarnos con mal cuerpo mediante una historia cercana, sencilla, directa y descorazonadora.
Mi puntuación: 7/10
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