Si bien el título original sería "Pingüino Bloom", el pájaro que coprotagoniza esta película junto a Naomi Watts es una urraca, y la verdad es que hacen una buena pareja artística, siendo ambos los responsables directos de los mejores momentos de una historia basada en hechos reales que, pudiendo hurgar en la tragedia, decide tomar caminos más inspiradores, lo cual tampoco es novedoso en el modo de hacerlo pero sí en las partes implicadas. Por lo demás estamos ante el típico largometraje de superación que resulta amable, apto para ver en familia, y lo más importante, sin exageraciones y con la sinceridad suficiente como para que empaticemos con sus protagonistas y nos creamos lo que nos están contando.
Mi puntuación: 6/10
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