Podríamos decir que toda la película es una gran lección sobre una redicha frase: las apariencias engañan. Siendo conscientes de que nos van a aleccionar sin cortarse un pelo, cabe reconocer que al menos es un importante mensaje que lo niños necesitan interiorizar, y que a pesar de resultar tan insistente y tan obvio como el desarrollo de la previsible historia que lo contiene, al menos está ejecutado de manera sumamente amena. Para ello han colocado un montón de entrañables personajes principales y secundarios, cada uno con sus propias neuras, que dan pie a un sinfín de situaciones movidas y vistosas, insuficientes para pasar a los anales de la animación, pero suficientes para no arrepentirnos de haberla visto.
Mi puntuación: 5/10
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