Durante once temporadas hemos convivido con esta atípica familia americana cuyos componentes han ido madurando mentalmente, en algunos casos más que en otros, creciendo físicamente hasta convertirse en presuntos adultos e incluso añadiendo nuevos miembros que han aportado su granito de arena en una playa donde la diversión para todos los públicos ha sido una constante en los doscientos cincuenta capítulos con los que finalmente esta serie ha llegado a su fin, dejando de vez en cuando un bonito mensaje de fondo y arrancándonos alguna lagrimilla esporádica.
A pesar de sentir una gran pena por el cierre de una de nuestras sitcoms favoritas de los últimos tiempos, lo cierto es que los años ya pesaban, cayendo en la reiteración argumental a base de reciclar tramas y personajes que ya habían dado lo mejor de sí mismos. Aún así, en esta última temporada, y siguiendo la tónica de las anteriores, los mejores episodios han sido aquellos con tramas que giraban en torno a malentendidos y enredos al más puro estilo vodevil cuyo frenético ritmo no daba un respiro al espectador.
Así que solo nos queda agradecer los servicios humorísticos prestados por esta serie que durante más de una década ha logrado algo inaudito: fuera cual fuera nuestro estado de ánimo, siempre nos apetecía verla y conseguía alegrarnos un poquito el día.
Así que solo nos queda agradecer los servicios humorísticos prestados por esta serie que durante más de una década ha logrado algo inaudito: fuera cual fuera nuestro estado de ánimo, siempre nos apetecía verla y conseguía alegrarnos un poquito el día.
Mi puntuación Temporada final: 7/10
Mi puntuación Serie completa: 8/10
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