Veintisiete años después en la ficción, y dos en la vida real, vuelven las terroríficas aventuras de este "simpático" payaso, aunque esta vez con menos gracia que en la anterior película. Ahora la mayoría de situaciones resultan reiterativas, con continuos flashbacks que aportan muy poco a la trama metidos para supuestamente asustarnos, y con una puesta al día de unos personajes ya adultos que se dedican a deambular con la mera intención de estirar la llegada de un decepcionante clímax. Todo ello a lo largo de unos excesivos y anodinos ciento setenta minutos llenos de efectos especiales poco inspirados y en los que ni siquiera alguna brizna de humor negro y ciertas actuaciones de mérito consiguen salvar un circo de los horrores que provoca más risas que miedo.
Mi puntuación: 4/10
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