Producida por Guillermo del Toro, no se trata de la clásica película de episodios independientes, más bien de tres historias imbricadas en una principal que vertebran todo el relato. Aclarado este punto, lo que se nos muestra es un exhaustivo compendio de sustos académicos, de efectos efectistas, valga la redundancia, que empieza como debe ser en una noche de Halloween. No se va más allá, todo queda en un armonioso, competente y bien amanerado ejercicio de terror para adolescentes algo creciditos. Y el sumando es evidente, consumo rápido y pocos botes en el sillón si ya eres un veterano baqueteado en el género.
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