Nuestro adorado Frank Capra dirigió esta comedia romántica vestida de "road movie" en unos años treinta donde todas las bromas podían ser machistas e incluso racistas, y aún así el público disfrutaba igualmente o más de la película. Hoy en día este hecho le pasa factura quedando la parte cómica excesivamente desfasada y con poca gracia, funcionando solamente, aunque a duras penas, el romanticismo que surge de la excelente química en pantalla de su pareja protagonista, mérito en gran parte del carisma de Clark Gable y de su verborreico personaje, quien ofrece las mejores escenas de este largometraje. Si omitimos frases como "ya tengo un marido a quien obedecer" o "si lo hace le rompo la cara", podremos disfrutar moderadamente de una película sencilla que en su conjunto resulta bastante trivial e ingenua.
Mi puntuación: 5/10
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