Primera película que el mítico director Fritz Lang rodó en Hollywood, y lo hizo sin remilgos, cuestionando duramente el sistema judicial de Estados Unidos e incluso criticando la dudosa moralidad de sus habitantes. Para ello divide el guión en tres tramos bien diferenciados, cada uno de ellos con su propio giro argumental, empezando por un tono amable en el que conocemos una dulce historia de amor para a continuación dar rienda suelta a la furia, tanto colectiva como individual, que da título al largometraje. Todo ello para llevarnos hacia una moraleja que se impone con fuerza y que al final prevalece por encima de la historia y de los propios personajes, aunque sirve como una muestra hiperbolizada de hasta donde puede llegar la mezquindad del ser humano.
Mi puntuación: 7/10
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