Un gran número de escenas, unas más largas que otras, extraídas en su mayoría de películas de antaño, nos muestran de que modo ha evolucionado el amor desde sus inicios en el séptimo arte y cómo ha sido reflejado en cada época. Lo que podría ser un estudio exhaustivo, o incluso superficial, de algo tan interesante, se queda en un simple montaje sin orden ni trama aparente que al menos se puede disfrutar gracias a la belleza de las imágenes y de casi toda la música que las acompañan. Por parte del espectador no requiere más esfuerzo que dejarse llevar por lo que ve, lo cual puede suponer todo un reto.
Mi puntuación: 4/10
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