Un intento de suicidio fallido es el detonante para ir conociendo diferentes personajes que desfilan uno tras otro teniendo conversaciones banales sobre el devenir de sus vidas, algunas con más gracia que otras. Los acontecimientos suceden en orden y con una cierta continuidad, pero aún así da la impresión de estar presenciando escenas sueltas dónde sus protagonistas no hacen nada especial, mostrándose todos ellos especialmente secos, distantes y desmotivados, en concordancia con la sobriedad de su banda sonora y realización. Esta apatía reinante durante toda la película refleja con acierto el mundo que habitamos a riesgo de provocar indiferencia entre el público que la está viendo.
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