Al ver la primera parte hoy en día se hace evidente un desgaste humorístico debido al paso de los años, pero repetir la misma fórmula dos décadas después sin actualizar un ápice los chistes es el síntoma más claro de la inexistencia de ganas de hacer algo decente y novedoso. Estamos ante la confirmación de que el humor de los hermanos Farrelly no pinta nada en el siglo veintiuno, pero aún es más preocupante comprobar como su pareja protagonista ha aceptado participar en una comedia tan desastrosa llena de bromas recicladas que hasta un niño de cuatro años podría escribir con más gracia, o como mínimo, sin provocar un grado tan alto de bochorno mientras la estás sufriendo.
Mi puntuación: 2/10
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