Con un inicio prometedor y una buena presentación de personajes, a medida que avanza la película va perdiendo la gracia hasta convertirse en una comedia del montón excesivamente tonta y vacía de contenido imaginativo. El principal reclamo es la larga lista de actores conocidos con un trío protagonista cuya larga experiencia en el mundo humorístico no se ve reflejada en pantalla como cabría esperar. Sin duda lo mejor son los caricaturizados jefes, destacando por encima de todos a un Colin Farrell con escasas pero muy divertidas escenas.
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