Estamos ante una de las películas más emblemáticas de Woody Allen en la que sigue exprimiendo la perpetua fórmula de variopintos personajes que comparten vivencias dramáticas y románticas, y que seguro maravillará a sus seguidores más fieles. Lo mejor es ver al director neoyorquino interpretando a su característico hipocondríaco gracioso junto a un Michael Caine haciendo de inseguro enamoradizo. En el lado femenino quedan eclipsadas las teóricas protagonistas, una desaprovechada Hannah, que junto a sus hermanas, no son capaces de sobresalir dentro de una trama con momentos más inspirados que otros.
Mi puntuación: 6/10
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