El
estereotipo de "chiquillo/a que tiene pinta de malvado y conforme avanza
la película se van confirmando nuestras sospechas" está muy explotado y es
difícil llegar a sorprender usando esta formula. En este caso te preguntas
continuamente que le pasa a la niña para ser así y cuando lo descubres hay que
reconocer que originalidad no le falta mejorando a muchos de sus antecesores
tanto en dirección como en guión. Aunque cuenta con los típicos sustos de
subida de volumen no da miedo, ni terror, ni asco, pero eso sí, te mantiene
intrigado y al final no defrauda, lo que es todo un logro.
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