Mediante
la repetición de la rutina semanal del protagonista la película nos relata su
evolución interior, centrada en su relación con las mujeres y sobre todo en su
adicción al porno. Todo esto se sostiene gracias a tres pilares fundamentales:
el peculiar personaje principal muy bien interpretado por Joseph Gordon-Levitt,
tan inestable como sorprendente; el atractivo exuberante de Scarlett Johansson,
fomentado al extremo para la ocasión; y el realismo con el que quieren
impregnar toda la historia, que hace que te la puedas llegar a creer. El
resultado es una buena comedia romántica camuflada gracias al sexo, las palabras
malsonantes y a una pizca de credibilidad.
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