En los poco inspirados tiempos que corren nunca hay que confiarse en que una película o serie mítica tenga secuela, precuela, remake, reinicio o lo que se les ocurra. Y es que si el psiquiatra más famoso de la televisión es capaz de volver a las andadas veinte años después, todo es posible. Luego ya entra si el retorno está a la altura de las expectativas, sobre todo, si lo hace en solitario sin ninguno de los no tan secundarios que le acompañaron once temporadas y que le dieron el empuje necesario para llegar al Olimpo de las sitcoms.
Y como grandes fans de la serie original, con algunas reticencias todo sea dicho, le damos el visto bueno a esta escueta nueva temporada de solamente diez capítulos, en los cuales encontraremos destellos de la divertidísima comedia que reanuda. Un enredo por aquí, un secundario graciosillo por allá, una relación paterno filial conflictiva, un poquito de clasismo, algún mini drama de vez en cuando y por supuesto multitud de referencias a la vida anterior del doctor Crane. Por circunstancias de la vida no está su padre, pero su hijo cumple con creces, ni tampoco veremos a su hilarante hermano ni a su pareja, pero si su vástago para que no nos olvidemos de ellos.
Un ejercicio de nostalgia que si bien no brilla como recordábamos, al menos sirve para apelar a la sencillez de las sitcoms de antaño y alegrarnos el día, no pedimos más.
Mi puntuación: 7/10
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