Secuela paralela, que no reinicio, de la saga Saw, en la que se plantea otro "juego" asesino con nuevos protagonistas y más pruebas siniestras, no tan rebuscadas como las de las últimas entregas, pero igual de sangrientas. En esta ocasión el cuerpo de policía es el objetivo y el núcleo de una trama con trasfondo de crítica social que arranca cargada de una intriga que se desvanece conforme cae en los tópicos de siempre, y sobre todo, cuando algunos hechos tiran en exceso de la casualidad para resultar creíbles. Lo más curioso es ver a un actor cómico como Chris Rock al frente de una historia tan oscura, y aunque por momentos se pasa de rosca, no desentona en este nuevo intento de resucitar una franquicia que la taquilla decidirá si tiene continuidad.
Mi puntuación: 5/10
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