La primera Mortal Kombat tenía el cuerpo, pero le faltaba corazón, o deberían haber mostrado como se arrancaba uno de cuajo, a ser posible el de los responsables de la segunda parte, así que este reinicio de la saga debía compensarnos por tanto sufrimiento, mostrando el máximo posible con todo lujo de detalles, y vaya si lo hace. Por fin vemos en acción real un buen número de combates, con una escenificación seria y fidedigna, entre personajes que alardean de super poderes, donde de manera explícita, se atraviesan cuerpos, amputan miembros, se desparraman órganos y la sangre nos empapa mientras se ejecutan los famosos fatalities y se sueltan varios chascarrillos que todo jugador de la franquicia apreciará.
Y ahí está el quid de la cuestión, que estamos ante un largometraje orientado totalmente a los fans donde la historia es simple, y por momentos incoherente, a la que personas ajenas a este extraño universo les puede costar encontrar el punto, a lo cual no ayuda un reparto compuesto por caras desconocidas. Aunque precisamente en esta austeridad está la gracia, que podría haber sido aún mayor, ya que en lugar de poner toda la carne en el asador nos ofrecen un aperitivo en forma de película de presentación que no muestra el auténtico meollo del título, con la clara intención de estirar todo lo posible la trama base de nuevas entregas, que sin duda veremos si siguen siendo tan despiadadas y mortalmente divertidas como esta.
Mi puntuación: 6/10
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