Tres componentes sostienen en el aire esta concisa producción neozelandesa capaz de asombrar a propios y extraños. El primero, y más evidente, son las alas que le da su mensaje de empoderamiento femenino, con una protagonista arrasando con todo lo inverosímil que se le pone por delante. Y es que el motor de esta locura es un guion en el que se mezclan diferentes ideas sin relación aparente con el único fin de someter a la tripulación a retos de índole bélica, fantástica e incluso dramática. Todo ello envuelto en una sencilla aunque eficaz chapa formal, que empieza con un poco de acción claustrofóbica para acabar convirtiéndose en un disparate de altos y divertidos vuelos.
Mi puntuación: 5/10
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