Las tres primeras temporadas dejaron el listón altísimo, con tramas de una apabullante originalidad, llenas de homenajes al cine de ciencia ficción y con momentos ciertamente perturbadores. Esta dinámica se mantiene en una cuarta entrega que incluso sube las revoluciones de su habitual y endiablado ritmo narrativo aunque pierde fuelle en otros aspectos. Para empezar hubo una extraña mid-season que nos tuvo casi cinco meses en vilo a la espera de nuevos episodios, lo cual no le sentó mal a la serie, ya que antes de esa pausa se les había ido demasiado la olla a sus guionistas, lo cual no sería malo si al menos hubieran conseguido hacernos reír como de costumbre.
Afortunadamente tras el parón recuperaron el nivel deseado a base de encadenar capítulos, cada uno mejor que el anterior, y llevando a sus protagonistas a nuevas dimensiones de ingenio y prácticamente sin margen para asimilar los nuevos conceptos pseudocientíficos absurdos que se sacan de la manga. Así que, pese al pequeño bajón de calidad argumental, continua siendo una de nuestras series favoritas que ojalá siga sorprendiéndonos durante muchísimos años más a lo largo y ancho del espacio y del tiempo, acompañados siempre de una ingente cantidad de eructos.
Mi puntuación: 7/10
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