Normalmente la mayoría de slashers que se estrenan hoy en día acaban repitiéndose y contando lo mismo, aportando poco o nada a este subgénero de terror, y eso que su duración suele rondar los noventa minutos solamente. Por esta razón tiene mucho mérito que esta miniserie compuesta de nueve capítulo de cuarenta minutos cada uno consiga sorprendernos y entretenernos continuamente usando la fórmula tradicional, pero también reinventándose conforme avanza una historia llena de giros de guión y con un cuidadoso desarrollo de sus numerosos personajes.
Tampoco son todo bondades, ya que conforme se acerca a su episodios finales el ritmo baja al igual que la cantidad de hemoglobina, tornándose todo más convencional con el objetivo de cerrar las subtramas de sus protagonistas, y olvidando parcialmente la premisa de matanza desenfrenada que tan buenos momentos nos ha dejado. Por lo tanto, lo bueno compensa con creces lo malo, siendo una temporada que todo fan de los años ochenta, las películas de miedo o del universo AHS no debe dejar escapar.
Mi puntuación: 6/10
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