Un alocado planteamiento unido a un frenético inicio con escenas surrealistas que rozan la parodia auguran un divertimento constante y original que por desgracia se desinfla en ambos aspectos con el paso de los minutos. Y es que a medida que la historia se enfoca en lo que realmente nos quieren contar, se torna excesivamente seria y dramática, olvidándose de su propia premisa burlesca, y desaprovechando unos estrafalarios personajes que podrían dar muchísimo más juego. A pesar de todo goza de un acelerado ritmo narrativo que no deja margen al aburrimiento, con varios gags absurdos de humor negro que provocan un buen número de risas culpables a costa de algo tan "ameno" como el nazismo.
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