El realizador inglés Ridley Scott siempre nos suele dar una de cal y otra de arena dentro de su filmografía llena de obras maestras, y aunque este largometraje no esté entre ellas, sin duda es más satisfactorio que su anterior e intrascendente trabajo Alien Covenant, gracias a un guión sólido basado en unos insólitos hechos reales, los cuales dramatiza de un modo lo suficientemente solvente como para enganchar al espectador durante más de dos horas. A nivel interpretativo, hasta Mark Whalberg consigue encajar en una historia tan seria como la que nos relatan, y sin saber como habría quedado Kevin Spacey como el magnate Paul Getty, hay que reconocer que su sustituto, Christopher Plummer, lo borda. En resumen, una cinta que sin alcanzar la excelencia, cumple las expectativas en todos los niveles.
Mi puntuación: 7/10
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