El simpático aventurero de producción española da un salto de calidad con una secuela que mejora sustancialmente la primera parte a nivel visual, con una animación más elaborada y detallada, y que también ofrece una historia mucho más divertida y con mejor ritmo en localizaciones tanto exóticas como cercanas. A todo esto hay que sumarle el cambio de secundario chistoso, que esta vez recae en el personaje de "La Momia", quien da más juego y tiene más gracia que su predecesor. En definitiva, el director Enrique Gato y su equipo demuestran que aún tienen mucho que contar sobre este aprendiz de arqueólogo y que son capaces de seguir mejorando en el modo de hacerlo.
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