Lo nuevo siempre se abre paso a través, y a costa de lo viejo, aunque el resultado no siempre es tan satisfactorio como cabría esperar. Este es uno de los diferentes temas que toca esta película argentina, seca y sobria como su pareja protagonista/antagonista, y que sin prisa pero sin pausa, nos va desvelando sus vidas e inquietudes con las palabras justas. El paisaje, árido como las almas de muchos de los personajes que aparecen, es un miembro más del reparto que sirve para plasmar la soledad y la dureza de una historia que brilla sin deslumbrarnos gracias a una excelente fotografía y unas actuaciones tan campestres como los escenarios donde se desarrollan.
Mi puntuación: 6/10
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