Lo que a simple vista podría parecer otro thriller más de acción se convierte en un drama familiar donde se trabaja mínimamente el trasfondo de los personajes, y sus motivaciones importan e influyen en la trama. Este hecho no quita que haya alguna que otra escena de disparos y persecuciones y que la historia caiga en algunos recursos típicos de películas de huidas y redención, pero todo ello desarrollado con cierta lógica y con un ritmo y una duración ideales para hacerla lo más disfrutable posible. Además, su vibrante y elocuente pareja protagonista nos ofrecen diálogos y situaciones que nos recordarán al implacable Mel Gibson de antaño.
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