Una de las secuelas más recurrentes de las tardes televisivas en los fines de semana de antaño que muchas generaciones recordarán con cariño pero que tiene poco que ofrecer en los tiempos que corren. Al menos su predecesora tenía un mínimo mensaje que transmitir que en esta parte ha sido olvidado al servicio de los recursos más banales que en muchos momentos llegan a ridiculizar al pobre Johnny Cinco. Malos incompetentes, buenos ingenuos y gags poco elaborados hacen que el único modo de disfrutar de esta película sea con la inocencia de un niño, algo que por desgracia muchos estamos empezando a perder.
Mi puntuación: 4/10
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