Mediante conversaciones con diferentes personajes, a cada cual más estrafalario y perturbado, el párroco de una pequeña localidad irlandesa nos nuestra las miserias que componen sus vidas, y las de él mismo en su camino hacia lo inexorable. Brendan Gleeson es el absoluto protagonista, y como de costumbre, soporta esa responsabilidad con soltura y con su característico toque satírico, convirtiendo la película en una comedia tan negra que por momentos hasta sabe mal reírse. El reflexivo ritmo narrativo y algunas escenas llevadas al extremo pueden provocar rechazo en cierto tipo de espectador, pero seguro que no dejarán indiferente a nadie.
Mi puntuación: 6/10
Crítica de Bob Tortuga Cine.
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