El eje central de esta cinta de ciencia ficción es la relación entre sus tres protagonistas que gozan de una complicidad encomiable y que nos ofrecen una serie de diálogos en los que la incertidumbre y el misterio se mezclan con un mensaje profundo sobre la naturaleza humana. La sencilla pero efectiva puesta en escena, una realización sosegada y el escaso reparto fomentan una sensación de inquietante calma que en ciertos momentos no sabemos muy bien a dónde lleva, pero que aún así sabrá captar nuestro interés. Una nueva película sobre la creación de una inteligencia artificial que iguale o supere a la del hombre, que aunque no reinvente género, plantea un debate interesante sobre las responsabilidades morales de jugar a ser Dios.
Mi puntuación: 6/10
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