Casi podríamos considerarla un mediometraje debido a sus poco más de sesenta minutos de duración, lo que unido a las tonterías típicas de los Marx (en este caso los cuatro), la hace muy entretenida y fácil de ver. Como siempre encontraremos los elementos que les han funcionado en sus numerosas películas, con algunos gags sublimes, junto a otros no tan inspirados, y las indispensables escenas musicales en las que los hermanos hacen gala de sus dotes artísticas. Los errores de montaje, su trama carente de lógica o unas actuaciones dignas de un vodevil teatral, sólo sirven para darle más autenticidad a una comedia en la que además, podremos disfrutar de un surrealista partido de fútbol americano.
Mi puntuación: 7/10
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